Puede
ser, que a veces, por cualquier motivo, caigas. Ese vacío no acaba, y tras poco
tiempo te encuentras nadando en un mar de lágrimas, lágrimas que tu bien
conoces, por esa sensación que te dejo seco, parado, mirando al infinito sin
nada que decir, nada que hacer, simplemente clavado en un estado de tristeza y
malestar. Sientes como si un martillo haya golpeado fuertemente tu pecho,
destruyendo lo que tienes dentro, explotando el corazón, que andaba rodeado por
tanto amor.
Todo ha
salido mal. Tanto esfuerzo, y todo se extingue ante tus propios ojos, ojos que
han ido viendo todo el sufrimiento y todo el valor que te ha costado lo que has
elaborado. Y no solo pasa una vez. Sino que vuelve, y vuelve, sin parar, empujándote
lejos, lejos de ti, y lejos del abrazo de todos tus demás pensamientos que te hacían
feliz. Reduciendo todo a la simple miseria de las cenizas de un sueño que
empezaba a crecer. Y, la primera vez, te levantas, con valor, con fuerza,
empujando la tierra que te sujetaba. La segunda, con un poco más de esfuerzo y
ayuda de alguna mano generosa, vuelves a donde estabas, diciéndote: “nada me
hará caer, me comeré el mundo”. Pero, es cuando caes otra vez, cuando te
preguntas: ¿Para qué estoy aquí? ¿Es de verdad esto mi propósito? ¿Por qué no
me sale nada bien?
Y justo
ahora es cuando caes, y te cuesta mucho levantarte; ya no sabes que hacer y
piensas en dejarlo todo. Y te sigues diciendo que nada cambiará, que seguirás
siendo el mismo inútil de siempre. Y yo te digo: increíble persona que habita
el mundo, eres un milagro. No te desesperes nunca, encuentra valor en la gente
que quieres, en tu amor más profundo, lucha por lo que quieres, por mucho que
cueste. No será la última vez que caigas en ese pozo sin fondo, y que creas que
no puedas salir. Porque de todo se sale. Grita fuertemente, saca lo que tienes
dentro y sigue, sigue, sin parar. Porque lo que caracteriza a la especie mas débil
de todas es su tozudez y su valentía ante lo desconocido. No tengas miedo a
saltar alto, a volar lejos, porque siempre habrá alguien que compartirá contigo
esa aventura, alguien que te quiere. Y ese es el mejor modo, porque es cuando
ves a alguien a tu lado que te mira a los ojos y te dice: adelante, cuando
todos tus miedos se disipan, dando lugar a una emoción que perdura para
siempre.
Y
ahora, cada vez que caigas, piensa en esa persona, ella te hará resurgir, para
volver a luchar. Y así es como, gracias a un gran hombre al que quise, y quiero
me enseño a combatirlo.
"También
vosotros, queridos jóvenes, os enfrentáis al sufrimiento: la soledad, los
fracasos y las desilusiones en vuestra vida personal; las dificultades para
adaptarse al mundo de los adultos y a la vida profesional; las separaciones y
los lutos en vuestras familias; la violencia de las guerras y la muerte de los
inocentes. Pero sabed que en los momentos difíciles, que no faltan en la vida
de cada uno, no estáis solos: como a Juan al pie de la Cruz, Jesús os entrega
también a vosotros su Madre, para que os conforte con su ternura".